Como años anteriores, y a unas horas de terminar el año, toca echar la vista atrás para hacer balance de un año "duro".
Un año en el que todos hemos sentido en algún momento incertidumbre, miedo, inseguridad e incluso tristeza pero del que también hemos sacado cosas buenas: hemos bajado, al menos, un par de revoluciones nuestras vidas, hemos aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas y a descubrir que, en nuestro día a día, no necesitamos tanto.
Un año en el que nuestras vidas han seguido pese a la COVID-19. Mejor dicho, se han adaptado a ella. En plena pandemia, pude terminar mi "máster del universo", el Máster de Salud Digital (ni me lo creo). Las clases presenciales han ido apareciendo, desapareciendo o adaptándose según los protocolos y las "olas". Aprovecho desde aquí para dar las gracias a todos los compañeros que habéis participado (como docentes y alumnos) en las actividades formativas que hemos hecho en Pediatría en nuestro hospital. Porque ilusiona ver como pese a estas circunstancias, apostáis por seguir formándoos para mejorar vuestros cuidados y manteneros actualizados.
También he podido continuar realizando pequeños proyectos de salud digital, incluso uno se transformó en un artículo que compartí en el blog (ver AQUÍ): Diseño e implementación de un entorno personal de aprendizaje en línea para una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal y seguir escribiendo en el blog (27 entradas.), aunque, como era de esperar, algunos temas han girado en torno al COVID e incluso se creó una nueva sección que agrupara todos estos posts (ver AQUÍ). De nuevo gracias, porque este 2020 me permitió compartir con vosotros haber superado las 800.000 visitas de este blog (ver AQUÍ).
Como es tradición, termino este post con las 5 entradas más vistas en 2020 y un único deseo para este próximo 2021: que al fin, termine esta maldita pandemia...
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